En el plano medioambiental, la mano invisible del mercado se encarga -sistemáticamente- de generar un desequilibrio entre la oferta del planeta y la demanda de los seres humanos.
Realizando un paralelismo entre la famosa metáfora de Adam Smith, que se ha popularizado con su obra La Riqueza de las Naciones de 1776, estamos en condiciones de afirmar que, para el medio ambiente, las leyes del mercado no generan autorregulación ni bienestar general.
Con el fin de fundamentar esta reflexión, vamos a abordar dos conceptos fundamentales al momento de hablar de sustentabilidad: La Huella Ecológica y la Biocapacidad.
La huella ecológica
Es un indicador que muestra los requerimientos humanos (consumo de recurso y producción de desechos) medidos en hectáreas globales por habitante. Considera todo el espacio necesario para generar los recursos (alimentos, energía, etc.) y reciclar los residuos. Podemos interpretar este indicador como la demanda humana sobre el planeta.
En contraposición al concepto de la huella ecológica, y de vital importancia para realizar una comparación entre sociedades y evaluar su impacto sobre el medio ambiente, se encuentra el concepto de Biocapacidad.
¿Qué es Biocapacidad?
La Podríamos definir la biocapacidad como la oferta de materiales biológicos y la absorción de residuos. En términos técnicos, podríamos decir que es el producto de la bioproductividad por el área de estudio.
No es un objetivo de esta publicación profundizar en el análisis minucioso de los valores históricos y actuales de los estadísticos mencionados. De todos modos, queremos destacar que algunos estudios actuales, enfocados en el progreso del desarrollo humano relacionado con impacto que los seres humanos, no arrojan los resultados deseados. Existen pocos países que se acercan a niveles altos de desarrollo humano sin ejercer una presión insostenible sobre los recursos ecológicos del planeta.
A grandes rasgos, la huella ecológica de los países más ricos del planeta -para garantizar el nivel de calidad de vida- es superior a su capacidad productiva y, en contrapartida, los países más pobres, para los cuales los índices de consumo de capital natural son más lentos que su regeneración, no cumplen con el mínimo estipulado en relación con el desarrollo humano.
Presentar el tema por país, nos sirve para entender la problemática y poder pensar en nuevas políticas que modifiquen la tendencia actual; no obstante, está claro que, al hablar de medio ambiente, no podemos hablar de fronteras ni territorios independientes.
Desde hace varias décadas, y con una brecha en constante crecimiento, la huella ecológica es superior a la biocapacidad. Es decir, nos encontramos frente a un escenario insustentable a largo plazo.
En el 2010, la biocapacidad era 1.8 gha/hab y la huella ecológica: 2.7 gha/hab. Es decir, el consumo fue de un 150 %.
Este consumo superior a la capacidad del planeta se puede mantener a partir de la explotación de recursos no renovables.
FUENTE
Un Planeta – Roberto Ares
Global Footprint Network https://www.footprintnetwork.org/