¿Qué son los RAEEs?

Las siglas RAEE hacen referencia a los Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Ejemplos de estos aparatos son: celulares, computadoras, pequeños electrodomésticos, televisores, etc.

En concordancia con el ritmo de crecimiento vertiginoso que experimentan las sociedades, en relación con la utilización de nuevos productos eléctricos y electrónicos, la generación de RAEEs sigue la misma tendencia y es un problema que requiere soluciones eficientes en el corto plazo.  

Si bien hay diferencias en la clasificación de estos residuos entre los diferentes países, se suele considerar la clasificación que hace la Unión Europea que establece 6 categorías.

Es necesario garantizar su correcta gestión debido a que en su composición cuentan con:

  • 72% de materiales reciclables (plásticos, metales ferrosos y preciosos, vidrio)
  • 25% de materiales reutilizables (cables, motores, fuentes, lectoras, imanes)
  • 3% de residuos peligrosos (tubos de rayos catódicos, plaquetas de circuitos integrados, gases de refrigeración, PCB)

Dependiendo de la comunidad, existen distintas maneras de realizar la disposición final. Por ejemplo, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuentas con puntos verdes para desechar este tipo de residuos y que puedan tener su correcto tratamiento.

Como ciudadanos, es nuestra responsabilidad no mezclar estos residuos con los desechos comunes y exigir, a la autoridad competente, la correcta recolección de estos.

SI bien, desde la óptica del consumidor final, la disposición final de los RAEEs es el foco de la problemática; a nivel estatal, el control de los residuos generados por estos aparatos debe considerar todo el ciclo de vida del producto (extracción de materia prima, aportes energéticos, comercialización, traslados, mantenimiento, etc.)

Un concepto que no podemos pasar por alto al momento de abordar este tema es el de Obsolescencia Programada. Se trata de una práctica llevada a cabo por algunas industrias, con el fin de limitar la vida útil de los productos, lo que obliga al consumidor a reemplazarlos asiduamente.

Si bien, en algunos países, hay leyes que van en contra de esta práctica, aún es un tema difícil de controlar y que ocurre en distintas industrias.

Existe otro tipo de obsolescencia, aún más difícil de regular, que es la Obsolescencia Percibida. Esto ya lo podríamos definir como un fenómeno social producto de la publicidad, la moda, el estatus, entre otros factores, que ocasiona el reemplazo del producto antes de que pierda su funcionalidad.  

CONCLUSIÓN

Es indispensable la participación de los distintos actores para que el sistema (prevención, minimización, reutilización, reciclaje, relleno sanitario y disposición final) sea exitoso.

FUENTE

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